Dentro de cada uno de nosotros vive un niño interior, una parte nuestra que guarda emociones, recuerdos y experiencias de nuestra infancia.

Este niño interior puede ser la fuente de nuestra alegría, creatividad y vitalidad, pero también habitualmente carga con heridas emocionales y traumas que nos afectan en todas las etapas de nuestra vida.

El primer paso para cuidar y sanar a tu niño interior es reconocer que existe en tí y la importancia que tiene en tu vida. 

Al ir a su encuentro y permitir que se expresen las emociones guardadas durante tanto tiempo, puedes generar un gran cambio, sensación de liberación y alivio emocional.



Al conectar con los recuerdos de tu infancia desde una perspectiva adulta, puedes resignificar tus experiencias pasadas, obtener nuevas percepciones y reestructurar la forma en que te relacionas con esos recuerdos y con lo que eso está asociado.


Al permitirte expresar y liberar esas emociones, puedes iniciar un proceso de curación y transformación. El acto de observar y conectar con tu pasado con la intención de sanarlo, te permite trascender tus heridas de la infancia, dándole a tu niño interno aquello que le faltó (ya sea amor, cuidados, protección, atención o reconocimiento).

Además de la programación del agua y el decreto, te dejo la información sobre un mineral especial y un aceite esencial para este viaje.
Y además varios ejercicios para que puedan ayudarte realmente en esta transformación!

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